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Parto del latido

Corazon-al-desnudo

 

Alumbrar el corazón
tenerlo entre las manos,
preguntarle cuándo lo herimos,
cómo siguió latiendo.

Darle las gracias
hacer una reverencia,
mirar en él, nuestra sangre,
sentirnos humildes
servidores de su ímpetu
de su coraje
de su grana inteligencia
de su tambor
que aún
marca nuestra marcha.

A pesar del desgano,
del desmayo de la razón
de los argumentos
que quisieron desterrarlo.

Capaz de reunir nuestros girones,
centro de la caricia
hacedor de vuelos
artesano de besos
alfarero
nigromante
caballo y estero.

Mi corazón, vivo,
encarna mi apetito
el ángel que soy,
la fiera,
ruge
prolonga arterias
como una araña que me teje por dentro.

 

Título del poema: Parto del latido ©
Título del dibujo: Corazón al desnudo (Técnica mixta) ©
@mendezisabela

 

Pléyades

Pleyades - Isabela Méndez

Como un silencio que reclama carne
que solicita espacio entre los huesos
que busca calcio, palidez
calcio, sangre,
así vi surgir entre mi foto
a mi abuela y mi madre.

Un pasaje hacia la raíz,
mujeres que me anteceden,
que llevo en la piel…

conocí sus pesadillas
sus cantos
sus sueños inconclusos
y los que sí tocaron,
supe la materia y lo sutil
una huella anclada en el espacio
musitando,

pléyades de féminas
como corazones en el tiempo
palpitantes,

supe que soy una más
y la única,
un alarido de vida
la proyección de los genes,

supe que mi forma de parir es sobre el pliego
o sobre un escenario
o abrazando a quienes amo,

yo dejaré mi voz prodigando poemas,
haciendo hijos en vientres ajenos.

En la foto
hay un eco
un camino hacia el cielo.

Título del poema: «Pléyades»
Título del dibujo: «Pléyades» (Técnica mixta) ©
@mendezisabela

 

Noche toro

Anoche en medio de mi insomnio pasé de ser un relajado lirio de agua, a ser un toro, como reza mi signo. Era la falta de sueño un capote delante del cual me irritaba y en contra del que arremetía. El capote me burlaba con un baile elegante, llenando el aire de serpenteos granate.

Quería insultar, pero mi lengua de toro no reconocía las palabras, solo podía mugir.

Mi habitación fue un ruedo, cada objeto se convirtió en un fanático taurino, pidiendo el sacrificio definitivo de mi descanso.

En ese caso, la muerte era la vigilia perenne, sin orillas, sin atracadero, un océano de arena y yo un toro-bajel, surcando lo invisible, hiriendo con mis cuernos mi propia paciencia, derramando sangre por los puntos en que jubilosamente el desvelo me clavaba las banderillas.

No supe en qué momento, vencí la pesadilla de estar despierta, pude dormir.

Hoy en la mañana, con la boca como llena de polvo y el cuerpo habitado por arrecifes, me levanté de la cama, abrí la persiana y vi una silueta rojiza sobre el parquet. Espero que mi esposo no lo note.

Título del cuento breve: toro-noche ©
Título del dibujo: Toro nocturno sobre papel abombado por la humedad del insomnio 
(Técnica mixta) @mendezisabela

 

Carabato


Fue un garabato,
un sangrar sobre todo
un herir sin reproche…

Soliviantaba a la pluma
bufando sobre ella un hálito acre.

Quería matarse sobre el pliego e insultar calladamente al destino. Pero al mirar la obra con perspectiva,
se topó con un retrato de sí en el que lucía sorprendida,
casi alegre por la rebelión
y fue el grito de persona y retrato un himno.

Entre ambas, dejaron escurrir las heridas.

De grana
pintaron sus antojos

y predijeron otro mundo.

Título del escrito: Carabato ©
Título del dibujo: Carabato© ® (Tinta sobre papel)
Dibujo y escrito de Isabela Méndez

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