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¡3 años en su tinta!

Este blog comenzó hace 3 años, rompió aguas un día como hoy…bueno, rompió tintas y reclamó su espacio en el mundo virtual.

En casa se acumulaban los dibujos, los escritos, los tinteros, las plumas, objetos todos con ganas de mostrarse, de volar, de incitar, de acariciar, de comunicar, de tender puentes. Antes de caer en una tintitis aguda, que suele tener consecuencias peligrosas, optamos por abrir este espacio para que lo creado pudiera saltar a vuestra mirada.

Lo hemos ido tejiendo entre Ricard que lo ha programado y yo que he aportado mis textos y dibujos.

Tintitis: Enfermedad causada por la acumulación de tintas y objetos tintados que desean ser vistos y sentidos.
Gracias a todos los tintiriteros que siguen este blog, a los que dejan comentarios, a los que me han escrito al correo, y a los que están por unirse a la tribu a partir de este año que comienza.

¡Gracias a Ricard por su apoyo!

Hoy compartimos mi versión de “Caribay”. Este cuento procede de la tradición oral venezolana. La historia me cautivó y de inmediato comencé a soñarla, así que le escribí algunos pequeños monólogos, un canto y transcurrido un tiempo le hice un dibujo. Pertenece a la tribu de Los Mirripuyes de Mérida, ubicada en Los Andes. Cada vez que cuento Caribay algunas de mis raíces se alegran, ya que mi familia paterna es de esa maravillosa tierra, del estado Táchira, vecino de Mérida.

Caribay

El audio forma parte del disco “Cuentos al vuelo” , musicalizado por Gaddafi Núñez  y escrito y narrado por mí.

Que lo disfrutéis!

¡Brindemos con copas de vino-tinta!

Título del cuento: Caribay ©
Título del dibujo: Caribay ©
Autora del dibujo y cuento: Isabela Méndez ©
@mendezisabela

 

Lista de resultados obtenidos en la «Pesca ecológica»

A continuación, se muestra un listado de algunas de las cosas que fueron extraídas tras la «Pesca ecológica» realizada en el anterior post:  Serie de twitts.21 – Pesca ecológica

A los amigos tintiriteros les estaré agradecida de que sumen a este inventario, lo que hayan pescado en zonas similares.

Lista de algunas de las cosas pescadas en este lugar:

  • insomnios sinfónicos
  • sueños solistas
  • cuentos inacabados
  • conclusiones
  • versos rebeldes
  • rimas trashumantes (cambian según las mareas)
  • prosa sin prisa
  • suspiros ahogados
  • secretos sin dueño
  • aromas pretéritos
  • mundos flotantes
  • sombras que ríen
  • cánticos corales
  • sirenas soprano
  • heridas errabundas
  • angustias sin sombrero
  • lágrimas horizontales (de las que son expelidas de los ojos, como chorros)
  • remordimientos de chicle
  • racimos de carcajadas
  • silencios oculares
  • palabras sin idioma
  • vocales de arena
  • barcos de papel
  • segundos perdidos.
  • oraciones a un dios sin nombre
  • pausas de bolsillo
  • raíces sin vasija
  • miedos descalzos
  • deseos piel adentro

03/06/2012, Isabela Méndez
@mendezisabela

Confesión de una tortuga

Dije tortuga en algún momento lejano, tanto como mi infancia. Y tortugas vi en la playa de la Guaira y en el solar de  la Nona, entre las sombras de las hojas de plátano. Piedras verdosas, móviles montañas, arrugadas y pacientes, eran las tortugas de la costa y de Los Andes.
Tortuga me entendí cuando al compararme con otros, me percaté de que mis ojos percibían con lentitud. Siempre alargando el cuello para acercarme siquiera unos milímetros al mundo de las cosas.
Alguien me dijo y le creí, que para ser maga debía llevar un sombrero de tela almidonada, así que me lo puse. La carga comenzó a hacer mella en mi cuello, ¡pero llevar el sombrero era el mandato! y obedecí.
Con la angustia sobre mi cabeza convertida en sombrero comencé la búsqueda de algo. Un algo que imaginaba cálido, apacible, mío. Más tarde ese algo tuvo nombre: casa, ¡sí, buscaba mi casa!.
Los hechizos se me escurrían por entre el sombrero y las sienes, salpicándolo todo. A veces se dormían entre mis pliegues sin llegar a convertirse en canto, otras se diluían con mi sudor y se emborrachaban de sal…dichosamente en muchas ocasiones los hechizos lograban sembrarse en el camino y crecer frondosos o sencillamente alzar vuelo, como corresponde.
Siempre fui maga, aunque no era consciente de ello y como había puesto la catedral de tela sobre mi cabeza, atribuía la magia a dicho elemento.

Un día en que el calor hacía estragos en mi cuerpo y las arrugas de mi piel se apelmazaban, me quité el sombrero. Primero miré su interior de reojo, luego zambullí en él la mirada y vi que dentro no había nada, ni magia, ni augurios, ni voces, ni liebres o genios. Sentí miedo y rabia por el engaño, mis rugosidades se enarbolaron semejando laberintos de hojilla, me sentí extraviada y preferí creer que lo que veía no era cierto. Pensé -si siempre he llevado el sombrero y no me ha ido tan mal, debe ser que en realidad es eficiente. Quizás no sé ver sus poderes, pero existen-. Así que volví a ponérmelo sobre la coronilla y continué la travesía.
Hoy en una especie de sueño acuoso, he visto la tortuga que soy, y solo así pude sentir plenamente, la brutal carga que significaba aquella catedral de tela. Sonreía pero lucía agotada y el peso empujaba hacia abajo su cabeza, mi cabeza.
Un deseo irrefrenable de liberación, me hizo arrancarle el sombrero. Pude contemplar como su rostro, que era el mío, se hacía tan joven que parecía una sierpe. La magia salía a borbotones por su mirada y en su caparazón se dibujó un ojo azul como una flor.
Ahora la tortuga anda liviana y ha descubierto que a demás de que no necesita sombrero, sin él, puede meter en su caparazón la cabeza.
Declaro por tanto, que este Abril, la tortuga que soy ha encontrado su casa.

Consejo para tortugas y morrocoyitos
No crean a los vendedores de cachuchas, gorras o viseras mágicas. no se dejen poner sombrero por nadie, si se lo ponen ya no podrán meter la cabeza en el caparazón.
Cómanse las hojas y de vez en cuando alguna flor. Gocen del tomate y sus semillas, llénense el morro de su jugo e investiguen sus profundidades. ¡El tomate es un festín! Disfruten de la tierra húmeda bajo las patas, rásquense con las raíces y pregúntenles cómo es la vida subterránea.
Saluden con reverencia a las pasas, que son pequeñas tortugas dulces y a las nueces, que son ancianas tortugas, totalmente cubiertas por el paso del tiempo.
Y por favor, si ven a alguna tortuga patas arriba, denle un empujón cariñoso y firme para que pueda volver a caminar y no se ahogue. Todas las tortugas necesitamos de ese empujón, alguna vez.

Título del escrito: Confesión de una tortuga ©
Título del dibujo: Tortugas de un sueño antiguo © ®
Técnica del dibujo: Papel tratado y teñido a mano con técnica PL y dibujo en tinta
Dibujos y escrito de Isabela Méndez

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