Del vientre de un tintero

Fiebre de esta liebre que soy. Voy de mi risa a mis rosas y de allí a mi llanto, me he espinado.
Me espino, porque cojo las rosas y afanada en abrazarlas sin discriminar parte alguna de sus cuerpos, termino por sentir sus afiladas defensas entrando sin pudor en mi carne.
Lloro, un llanto transparente y rojo: En el suelo la sangre hace otra rosa, una inasible y quizás por eso más hermosa.
La liebre que soy se mete en mi sombrero y me deja a solas con mi fiebre, como tentándome a ejecutar un truco.
¿Qué podría hacer si realmente fuera MAGA y no una mujer que abraza rosas y que tiene un sombrero cuya liebre, sale solo cuando se le antoja?
Podría verter los pétalos y algo de líquido en un cuenco, extraer una llama de mi bolsillo, y comenzar a hacer la poción curativa.
Imagino que tengo una larga paleta de madera entre las manos y que voy revolviendo el contenido en un puchero de barro, con un baile circular y consecuente para que la mezcla alcance la textura precisa.
Mientras pienso en ello, me ha bajado la fiebre…
Coloco las rosas que tenía en las manos, en un jarrón. La del suelo la absorbo con un trapo que exprimo en la jofaina, y veo a la rosa convertirse en diminuto río.
Nuevamente la liebre sale del sombrero, se desliza por mi brazo, y de un salto se acomoda sobre mi zapato. La miro, me mira, respiramos al unísono, se desplaza y me pide que la siga. Se pone a bailar en tanto avanza, yo me niego, ella insiste…aquello me turba y el corazón se me acelera a tal punto que el latido se vuelve un tambor, mil tambores, un país de percusión que aunque dentro de mi continente, no domino. Termino sucumbiendo a mi ritmo, que curiosamente es el mismo de la liebre.
Verme bailando tras aquel duende suave y rebelde me da risa, una risa que se vuelve rosa y de tanto en tanto, fiebre.

Pintura: Acuarela sobre papel. Perteneciente a la serie de Nueva York
Título de la pintura: Plexo Cósmico ©
Pintura y texto de Isabela Méndez  © ®

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