Cavernas que se alejan

Una mujer agonizante
se marchará inmaculada,
sin que hombre alguno haya rozado su vientre.

Esa mujer se aferra a las cobijas,
sus ojos son cavernas que se alejan,
quiere seguir habitando en su latido
cabalgando en la tierra y no en el viento.

Ahhh, ahhh, ahhh…
Su lamento es martillo
que rompe cada instante las paredes de su siesta.

Una anciana que ha rezado,
ha dado amor a torrentes,
ha cargado sobrinos…
está casi sola rozando la muerte,
mordiendo los segundos
hilvanando con flaco hilo
el presente.

Está un poco sorda mi querida anciana,
deseo contarle un cuento
y no puedo,
callo,
me pide la mano,
siento sus dedos como hechos de corteza de árbol.

En el silencio
la luz que entra por las persianas
hace ruido,
ese ruido que no tiene cuerpo
pero sí hálito de hastío.

Busca en la virgen de madera,
que las ramas de su fe florezcan.

Estar viva ahora duele,
siente desmembrarse su cuerpo,
así las oraciones pierden la sintaxis
y la fe se queda en vilo, huérfana,.
como un animal sin garras para asirse
pequeño y dependiente del respiro ajeno.

Esperará la fe
escondida y con frío
a que un soplo de la anciana,
la recuerde.

Barcelona, 15/11/2011

Título del poema: Cavernas que se alejan © ®
Título del dibujo: Árbol de la fe © (Técnica Mixta)
Dibujo y poema de Isabela Méndez
@mendezisabela

Deja un comentario

Visita mi Web!
Imagen_web